Una de las cosas que más me ha sorprendido durante mi estadía en Japón ha sido la infinita variedad de productos, sobre todo en las diferentes categorías de alimentos, que se pueden conseguir en tiendas y mercados de todo tipo, más sorprendente aun es la variedad de sus presentaciones, empaques y en general la manera en que se ofrecen impecablemente al consumidor, que es bastante exigente en cuanto a la presentación visual y la calidad del empaque. El asunto es que si bien este empaque es un factor fundamental en la presentación y calidad del producto, a veces pareciera exceder por algún instante los límites de lo que realmente el cliente va a usar y necesita o lo está dispuesto a pagar (y a botar), el ejemplo más claro lo vi cuando en un mercado quise comprar un helado y quien me lo vendió supuso (ya que mi pobre japonés no me permite sostener el menor diálogo) que lo quería consumir más tarde y procedió a empacarlo para llevar, la verdad más que lo sorprendido por lo funcional que me pareció el empaque para el tipo de producto que estaba llevando,(ver foto) pues prácticamente me entregó una diminuta nevera con una pequeña fuente de frío (el hielo seco) fue la cantidad de material que necesitó para empacar un par de productos que no superaban los 3USD y que 5 minutos después estaba desechando a la basura. Esta situación me generó una pregunta que ya algunos bien elaborados pero innecesarios empaques de diferentes snacks también me habían generado, en una isla como Japón, ¿a donde irá toda esta cantidad de basura?, casual y afortunadamente un par de días después encontré un artículo de una revista japonesa que respondía exactamente esa pregunta y que creo van a encontrar interesante pues no sólo despeja la pregunta sino que también espero genere algunas reflexiones sobre nuestro delicado medio ambiente y su conservación, que hoy por hoy debe hacer parte de cualquier modelo de mejoramiento continuo.
¿A dónde va tu basura?
(Traducido de la revista KANSAI TIME OUT – JUNIO 2009)
¿Es Japón realmente tan pequeño? Muchos americanos pueden estar tentados a repetir el gastado dicho de que es apenas del tamaño de California (o más exactamente Montana). Sin embargo los japoneses prefieren decir que es pequeño. ¿Comparado con qué?, el área del país es de hecho mayor que la de Malasia, Alemania, Nueva Zelanda o Italia. Nunca he oido a un italiano decir que su país es diminuto, pero aparte de esto, lo que tiene Japón al menos por ahora es gente. Con un total de 127 millones es el décimo país más poblado del mundo su población se concentra en media docena de grandes metrópolis, solo la región de Kansai tiene más habitantes que Australia y un producto interno bruto mayor que el de España, por lo tanto si sumamos su población más la participación industrial y lo dividimos sobre su área, nos da un desafío ecológico de proporciones inimaginables. Además sume a esto la manera en que los japoneses consumen.
Las autoridades locales han apuntado a reducir el desperdicio en los hogares en un esfuerzo por reducir este tsunami de basura y el nivel de aceptación de la comunidad parece ser alto. En mi vecindario, el plástico, el metal, el aceite de cocina y la basura regular son separados y se recogen en días diferentes, y si no llevo una bolsa plástica al supermercado tengo que pagar 5 yenes por una nueva. Todo esto merece aprobación pero falta mencionar la necesidad de regulaciones más estrictas y el refuerzo de las medidas de protección ambientales. Desde la firma del protocolo de Kioto, Los gases del el efecto invernadero han aumentado en Japón.
¿Entonces adonde va toda la basura que producen los hogares de Japón y ni que decir de la basura industrial?, pues esta es quemada o enterrada. Las bahías adyacentes a las principales ciudades de Japón se llenan con islas artificiales compue stas de basura procesada, pero los rellenos se están llenando y cada vez más, nuevas islas de basura saltan en el océano. La ingeniería de la construcción de estas islas es extraordinaria y los costos son muy altos.
La escases de lugares adecuados para depositar la basura hace que sea necesario quemar tanta como sea posible. Japón tiene 1890 incineradores de basura, el número más alto, y también con la mayor concentración del mundo. Estados unidos en comparación, con más del doble de la población tiene 200.
Recientemente con mis alumnos de la universidad visité la planta de incineración de Hirakarta. Si, tuvimos que quitarnos los zapatos a la entrada. Si, la planta era impecable. Y si, el cuarto de control era de altísima tecnología, también recibimos una detallada explicación de cómo funciona el lugar, aprendimos sobre el proyecto Phoenix en la bahía de Osaka, donde más de dos millones de de toneladas de basura son arrojadas cada año, y dimos un tour por el lugar. El punto central fue la trampa de basura, una gigantesca caverna donde los camiones de basura descargan su contenido y enormes grúas la mueven hacia una tolva donde comienza el proceso de esterilización.
La persona que nos explico el proceso de planta fue muy correcto y profesional. Mis estudiantes muchos de Suecia y Noruega le hicieron algunas preguntas agudas. ¿y qué hay de las toxinas y los furanos?, entonces fuimos orgullosamente informados que toda la dioxina liberada al aire era 50% mejor que el estándar del gobierno. Esta afirmación aunque loablemente honesta nos golpeó como un campanazo en medio de la noche. Las dioxinas, uno de los venenos más mortales sobre la tierra, se producen mediante la combustión del plástico. Este ha sido asociado al cáncer y destruye las hormonas, también sabemos que produce graves efectos en la salud cuando alcanza tan poco como algunas pocas partes por trillón en la grasa del cuerpo humano. Muchos de los incineradores de Japón están bombeando dioxinas al aire a niveles muy por encima de lo que el mundo considera seguro, de acuerdo al reporte de las naciones unidas en 1999, los incineradores son responsables por casi 40% de las emisiones de dioxina del mundo.
A comienzos de los años 1980´s advertencias de salud pública sobre las dioxinas fueron anunciadas por la comunidad científica, solo para ser ignoradas por el ministerio de salud de Japón, mas evidencias de este peligro fueron expuestas pero Japón no emitió ningún estándar hasta 1997. Aun los activistas ambientales dicen que las leyes no son suficientes y reportan que la cantidad de dioxina en el suelo japonés es 100 veces la de Canadá o Suecia.
La recolección y disposición de basura, así como la construcción de plantas incineradoras, es un negocio de 200 billones de yenes. Una figura de este tamaño tiene muchas ramificaciones, lo más relevante es que quemar la basura parece ser el método elegido, lo que deja a Japón como el hogar de casi el 70% de los incineradores del mundo.
Es verdad que la naturaleza de la basura del país ha cambiado y que el reciclaje y reuso ha tenido un impacto, pero a pesar de los fuertes esfuerzos de la comunidad, la cantidad de basura generada por cada ciudadano es de un kilo por día. También a pesar del hecho de que los incineradores hoy son más costosos pero más eficientes, las emisiones de dioxinas aun son altas. El principal problema es que la dioxina se libera durante su calentamiento (a partir de 800 grados Celsius) y enfriamiento, lo que ha hecho que los científicos construyan incineradores que funcionan permanentemente a altas temperaturas lo cual también contribuye al calentamiento global.
Comentario del resaltadorkaizen: no solo creo que el tema ambiental es un tema propio del mejoramiento continuo de las empresas sino de lo cada uno puede hacer en su diario vivir, yo por lo menos la próxima vez que pida un helado en Japón lo voy a pedir para comer en el mismo sitio, el aire que respire acá seguramente será el mismo que deba respirar mañana en Colombia.
alguien podria decirme que, productos sacan de la basura. en japon
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