Cada que oigo la pregunta ¿y para qué tanto énfasis en la seguridad industrial?, respondo que
la razón es que a través de la seguridad demostramos el respeto
por las personas que trabajan en nuestra organización y el respeto por las personas
es la base fundamental de la excelencia. Sin embargo hace poco encontré una razón
casi tan poderosa como esa y es que a través de la seguridad podemos transformar
las organizaciones.
Por eso he querido traducir para ustedes un aparte del libro
“El poder de los hábitos: porque hacemos lo que hacemos en la vida y en los
negocios” de Charles Duhigg, creo que explica claramente el poder de los
hábitos seguros como medio de transformación cultural, una de las cosas más
complejas de la mejora continua.
En un tempestuoso octubre de 1947 una manada de
analistas e inversionistas de Wall Street se reunieron en el salón principal de
un elegante hotel en Manhattan. Estaban allí para conocer el nuevo CEO de
Aluminum Company of America, Alcoa, como era conocida, una corporación que por
casi un siglo había manufacturado de todo, desde el papel que cubre los kisses
de Hershey´s y las latas de CocaCola hasta los tornillos con los que se
ensamblan los satélites.
El fundador de Alcoa había inventado el proceso
de fundición de aluminio hacía un siglo
antes y desde ese tiempo la compañía se había convertido en una de las más
grandes del planeta. Muchas de las personas en el auditorio habían invertido
millones de dólares en acciones de Alcoa y obtenido un retorno sostenible, En
el último año en todo caso, las quejan de los accionistas habían comenzado. La
gerencia de Alcoa había cometido error tras error tratando de expandirse hacia
nuevas líneas de producto mientras que los competidores les robaban sus
clientes y su rentabilidad.
Por lo tanto hubo cierta sensación de
tranquilidad cuando la junta directiva anunció que era el momento para un nuevo
liderazgo, ese alivio se convirtió en incomodidad cuando la opción fue
anunciada: el CEO sería un antiguo burócrata del gobierno llamado Paul O`Neill.
Muchos en Wall Street nunca habían escuchado de él. Cuando Alcoa programó este
encuentro para conocerlo casi todo inversionista principal pidió una
invitación.
Unos minutos antes del mediodía, O´Neill tomó
la palabra, tenía cincuenta y un años,
vestido en un traje gris de corbata roja, su pelo era blanco y su postura como
de militar, subió rápidamente las
escalas y saludo cálidamente, se veía ennoblecido,
sólido, confiado, como todo un ejecutivo
al mando.
Entonces abrió la boca: “Quisiera hablarles
acerca de la seguridad de los trabajadores”, dijo, “Cada año numerosos
empleados de Alcoa son tan gravemente heridos que pierden días de trabajo, nuestro
record de seguridad es mejor que el del promedio de las empresas americanas,
especialmente si consideramos que nuestros asociados trabajan con metales a más
de 1500 grados y máquinas que pueden cortar fácilmente el brazo de un hombre. Sin
embargo esto no es lo suficientemente bueno, quiero que Alcoa sea la compañía más
segura de América. Pretendo que logremos CERO accidentes¨
El auditorio estaba confundido, estas reuniones
normalmente seguían un guión predecible, el nuevo CEO comenzaría con una
introducción, haría un chiste flojo, prometería expandir las
utilidades y bajar los costos, luego vendría un excoriación de gastos y regulaciones
de impuestos con el fervor que sugiere la experiencia de primera mano en
asuntos legales. Finalmente el discurso terminaría con destellos de palabras de
moda, como “sinergia”, “righsizing”, “coopetencia”, luego de este punto todos regresarían tranquilos
a sus oficinas confirmando que el capitalismo estaría seguro por un día más.
O´Neill no dijo nada de utilidades, no mencionó
impuestos, no hubo discurso sobre “Utilizar la alineación para lograr una
estrategia de ganar-ganar con sinérgicas ventajas en el mercado”
Para todos en el auditorio haber dado este
discurso sobre seguridad ponía a O`Neil como un pro-regulaciones o peor aún
como un demócrata. Definitivamente era un terrible prospecto.
“Ahora, antes que vaya más adelante, dijo
O´Neill quisiera anotar que la seguridad está presente en este cuarto”, indicando
hacia el final del salón, “hay dos puertas en la parte de atrás y en el evento
indeseado de un incendio o alguna emergencia, ustedes deben calmadamente salir
del salón, bajar por las escaleras hacia el lobby y dejar el edificio”.
Silencio total, el único ruido era el zumbido del
tráfico a través de la ventana. Seguridad?, incendios? esto era un chiste? Un
inversionista que sabía que O`Neill había estado en Washington D.C durante los
años 60´s pensó: este tipo debió haber consumido demasiadas drogas.
Eventualmente alguien levantó la mano y
preguntó sobre inventarios de la industria aeroespacial, otro pregunto sobre
los indicadores de capital, “No estoy seguro que Ud. me haya escuchado” dijo
O´Neill, “si quiere saber cómo Alcoa se está desempeñando debe revisar los
indicadores de seguridad, si bajamos las
tasas de accidentes, no será por contratar porristas ni por los sinsentidos que
se escuchan a veces de otros CEO´s, será porque los individuos en esta compañía
habrán acordado ser parte de algo grande: se habrán volcado a crear un hábito
de excelencia, la seguridad será el indicador de que estamos progresando en
cambiar nuestros hábitos en toda la institución, así es como deberemos ser
juzgados”.
Los inversionistas en el salón casi salieron en
estampida cuando acabó la presentación, uno corrió al lobby, buscó un teléfono
y llamo a sus 20 clientes principales, les dije: “La junta puso un hippie loco
a cargo y va a quebrar la compañía, les pedí que vendieran las acciones
inmediatamente, antes de que todo el mundo en el salón comenzara a llamar los
clientes a decirles la misma cosa, fue el peor consejo que di en toda mi vida”.
Un año después del discurso de O´Neill las
utilidades de Alcoa habían alcanzado un record. Para el momento en que O´Neill
se retiró en el año 2000, los ingresos netos de la compañía eran cinco veces
mayores que cuando llegó y la capitalización del mercado se había elevado en 27
mil millones de dólares. Alguien que hubiera invertido un millón de dólares en Alcoa
el día que contrataron a O´Neill hubiera ganado otro millón de dólares en
dividendos durante el tiempo que encabezó la compañía, el valor de la acción era
cinco veces mayor cuando la dejó.
Además este crecimiento se dio mientras Alcoa
se convertía en una de las compañías más seguras del mundo, Antes de la llegada
de O´Neill casi todas las plantas de Alcoa tenían al menos un accidente por
semana, una vez se implementó este plan las mismas plantas funcionarían por años
sin que un solo empleado perdiera un día de trabajo debido a un accidente.
La tasa de accidentes bajó una veinteava parte
del promedio que las empresas americanas.
Como logró O´Neill convertir una de las
empresas más grandes, sólidas, pesadas y potencialmente más peligrosas en toda
una máquina de rentabilidad y bastión de la seguridad?
-Atacando un habito y luego viendo como
maduraban los cambios alrededor de la organización- “Sabía que tenía que transformar Alcoa” dijo
O´Neill, “pero no le puedo ordenar a las personas que cambien, así no es cómo
funciona el cerebro, así que decidí que me iba a enfocar en una sola cosa, si
podría romper los hábitos alrededor de una cosa podría expandirlos a través de
toda la compañía”.
O´Neill creía que algunos hábitos tenían el
poder de comenzar una reacción en cadena y lograr cambiar otros hábitos
mientras se mueven a través de la organización.
Algunos hábitos en otras palabras importan más
que otros al impactar la vida y los negocios. Estos son llamados los “hábitos
fundamentales” e influyen en la manera en que las personas trabajan, comen,
juegan, viven, gastan y se comunican, Los hábitos fundamentales comienzan un
proceso que con el tiempo lo transforman todo.
Los hábitos fundamentales saben que el éxito no
depende de hacer bien cada cosa sino en identificar algunas oportunidades
claves elevándolas a niveles poderosos.
Entender estos hábitos nos permite entender que los hábitos que mas importan
son los que cuando empiezan a cambiar logran desalojar y rehacen otros
patrones.
Los hábitos fundamentales explican porque
Michael Phelps se convirtió en un campeón Olímpico y por qué algunos estudiantes
de bachillerato sobresalen sobre sus compañeros, también describen por que
algunas personas después de años de tratar súbitamente pierden 20 kilos
mientras se hacen más productivos en el trabajo y además llegan a tiempo para
la cena con sus hijos. Los hábitos fundamentales explican como Alcoa se
convirtió en una de las empresas con mejor desempeño por acción en el Índice
Dow Jones al tiempo que se convertía en uno de los lugares más seguros sobre el
planeta.
Ahora si me preguntan de nuevo podré contestar
que la seguridad no solo denota respeto por las personas sino que es un
excelente medio para transformar las organizaciones.
¿Y cómo están sus hábitos de
seguridad?.