¿DONDE ESTÁN LOS INGENIEROS INDUSTRIALES??

Siempre me he hecho esa pregunta, aunque podría preguntarme ¿que hacen? lo cual sería casi ofensivo, esa no es la cuestión ahora,  ¿donde están? simplemente tiene que ver con que muchas veces en situaciones cotidianas (y mas en ésta ciudad de locos) deberían verse mas seguido, ya la verdad me he agotado de trinar iracundo cada vez que me toca esperar interminables minutos en un banco, en un cajero, en una fila de supermercado, en un parqueadero o en un restaurante, y aunque sé que en ésta capital Bogotana hay que llenarse de paciencia casi todo el tiempo, llegue casi a pensar que todo era intolerancia mía y que todo esto era una cuestión típica de las metrópolis, gracias a Dios me encontré éste artículo en el periódico portafolio en el que por lo visto alguien se ha preguntado lo mismo que yo. ¿Dónde están los ingenieros industriales?
Los dejo con el Sr Hommes.
"El visible auge del consumo en la pasada temporada de festividades puso en evidencia algo que siempre ha fallado en el comercio, pero que se acentuó con las multitudes que invadieron los almacenes el pasado diciembre. 
Se trata del manejo de las filas y de los procedimientos para pagar. Recientemente leí un artículo en algún periódico o revista en el que se revelaban cifras de algún estudio llevado a cabo en almacenes de Estados Unidos, y decía que los almacenes le dedican muchos esfuerzos y técnica al manejo de las colas en los cajeros, porque el ser humano tiene poca tolerancia para estar parado haciendo filas.
En ese país, las mujeres tienen mayor tolerancia y creo que aguantan hasta cuatro minutos sin moverse en una fila antes de comenzar a impacientarse. Los hombres parece que tienen un umbral inferior y se empiezan a inquietar cuando superan los tres minutos.
Muchas compras se pierden porque la gente se desespera y se va.  Tuve la oportunidad de recordar estas cifras cuando fui a comprar un par de regalos de última hora en Zara, mientras esperaba 30 agobiantes minutos en una cola que le daba la vuelta al almacén. Era la hora de almuerzo y entonces sólo dos cajeros atendían al público, uno de ellos sin experiencia. No tenían una caja  express  para los que compran pocos artículos, como lo hacen en los supermercados. 
No se entiende por qué en los almacenes y en los bancos hacen coincidir la mayor afluencia de clientes con el menor número de cajeros. En mi banco, a la hora de almuerzo, hay un sólo cajero de cuatro o cinco que atienden regularmente. Quizás se daría un mejor servicio si los cajeros salieran a almorzar escalonados, de uno en uno, y siempre hubiera varios cajeros atendiendo al público. La tapa en experiencias navideñas fue en un almacén de artículos para mascotas, a donde tuve que ir a comprarle un juguete al gato que iba a recibir mi ahijada en Navidad.
En primer lugar, el almacén está lleno de perros, gatos y otras mascotas que hacen la espera en las filas algo más entretenida, pero el sistema de facturación y pagos era una verdadera pesadilla: se tenía que hacer una cola para que facturaran lo que se deseaba comprar, luego otra para pagar, y una tercera para que entregaran el artículo.
En las tres colas se llegaba a un terminal de computador manejado por una niña que no tenía idea de lo que estaba haciendo, con un señor al lado que si sabía, pero no atendía al público. Si la experiencia de consumidor fue irritante, no se compara con la de pagar la cuota mensual de salud y pensiones o registrarse para un vuelo en algunas de las aerolíneas nacionales.
Contrasta ese manejo de pasajeros con el de Jet Blue, que tiene una organización que merecería estudio por parte de las otras empresas, porque con menos personal y un procedimiento riguroso mueven a los viajeros con una velocidad que no tiene rival, por lo menos en el aeropuerto de Bogotá.
Estas vivencias hacen pensar, dónde estarán empleados y qué estarán haciendo todos los ingenieros industriales que se gradúan cada semestre de las universidades colombianas y, por qué no estarán simplificando procedimientos como lo hacen en Jet Blue, que indudablemente aprovecha ese talento"
23 de enero 2012
Rudolf Hommes R.
Ex ministro de Hacienda 
Resaltadorkaizen: entre otras me pregunto sin ofender y pensando también en las industrias, si estos ausentes ingenieros y no solamente los industriales están entonces en puestos administrativos o gerenciales lejos de las plantas y el proceso?, espero estar equivocado.
Hasta la próxima.

3 comentarios:

  1. Eso mismo nos preguntamos cuando vemos tanta pobreza en el país ¿Dónde están los doctores en economía?
    Sl2
    NJVS

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    1. Inteligente Pregunta.
      Alfredo J. Rodriguez.
      Ing.Industrial.(Argentina)

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  2. Camilo Acevedoenero 31, 2012

    Estimado Sebastián:
    Lo que denuncia el Sr Hommes es un curioso "cáncer social" generalizado -al menos en latinoamérica-. Sin embargo, aún cuando parezca extremada mi apuesta, hasta el más básico empleado con atribuciones y facultades puede resolver este inconveniente de las filas en horarios de alta afluencia de público; no se necesita desviar la atención a Ingenieros Civiles ni doctores para resolver algo que se soluciona con un mínimo de sentido común, incluso de parte del más común de los seres humanos que sepa de respeto al prójimo; ni siquiera debe saber de técnicas de fidelización ni de técnicas de ventas, tampoco de VAN ni TIR, ni AVE ni EBITDA, etc; es hasta vergonzoso que quienes sí saben -o deben saber- de ello, son los que viven atrapados en el temor impuesto por los resultados medidos en costos presentes y no en rentabilidad a largo plazo. Dicho de otra manera,. para resolver problemas sociales se necesitan personas que actúen como seres humanos, se necesitan empresas que humanicen su gestión; no son suficientes los roles formales -muchas veces especializados en complicar lo simple-.

    Gracias por compartir esta experiencia que apunta lo que sentimos muchos indignados clientes en más de alguna ocasión. En Chile ocurre exactamente lo mismo en muchos Bancos; incluso, uno o dos Bancos han mantenido el respeto a la tercera edad, dejando una Caja dedicada para ellos. Será que en latinoamérica estamos viviendo una cultura de la falta de respeto? ¿Será tan real el sentimiento -o el pronóstico- de Milan Kundera cuando tituló una de sus obras como "La insoportable levedad del ser"?
    Un paréntesis: si lo que denuncia el Sr. Hommes alude a un Banco cuyo maravilloso slogan dice "Le estamos poniendo el alma", me infartaría luego de exclamar como Condorito "¡¡Exijo una explicación!!"

    Como dicen unos buenos amigos de Argentina, mejoremos nosotros para mejorar al mundo.

    Desde Santiago de Chile, un saludo afectuoso para vos y la virtuosa red virtual de amigos.

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