Tal cual se lo oí decir a Panchito, un empleado
de una fábrica mexicana mientras me explicaba frente al puesto de trabajo su
relación con la mejora continua, francamente cuando lo dijo me quedé mudo y mirando a mi compañero de trabajo que de inmediato con cierta risa me dice: “No
te preocupes Sebas que acá en México huevón significa otra cosa”
Huevón: (México) dícese del individuo que gusta
de haraganear mediante la fácil y
exhaustiva tarea del reposo; que tiene hueva (pereza). Mejor dicho, un huevón en México es un
perezoso. https://goo.gl/cTngLw
¿Entonces como así que la mejora continua es
para perezosos?, Panchito entonces procedió a explicarme su peculiar frase: “Lo
que pasa es que en nuestra área de trabajo a veces tenemos que hacer cosas que son agotadoras para mí y mis compañeros, así que cada que
puedo busco una manera más sencilla de hacer el trabajo evitándome la fatiga y
el esfuerzo”, Panchito me presentó una a una las decenas de pequeñas mejoras
entre inventos, artilugios, accesorios y estándares visuales que había
propuesto e implementado en su lugar de trabajo, desde carros de herramientas
móviles, cortadoras de materiales, soportes de elementos de trabajo,
organizadores, marcas visuales y hasta un curioso y sencillo mecanismo
utilizado para reemplazar una prueba de calidad que antes le requería caminar
con el producto terminado más de dos cuadras con el objetivo de evaluar la resistencia del
producto y que hoy hace solo moviendo una manivela, con entusiasmo me
explicó todo el esfuerzo que ahorra con cada idea implementada “a mí no me
gusta hacer cosas que no deberíamos hacer o que ocupan mucho tiempo, por eso digo
que la mejora continua es para huevones (perezosos) entre más huevón (perezoso) eres más ideas piensas
para ahorrar trabajo”.
El área de Panchito era claramente el mejor
ejemplo de mejoramiento dentro de la compañía, un reflejo de orden, limpieza
calidad y seguridad, Panchito definitivamente no
trabaja con sus manos sino con su cabeza y esa es la filosofía del pensamiento
KAIZEN que en efecto nació dentro de las compañías japonesas en los años 70s y
que buscaba incansablemente remover todos los desperdicios y actividades que no
agregaban valor en los procesos de manufactura de manera que los empleados no
tuvieran que perder tiempo ensamblando los productos ganando en eficiencias y
costos.
Muchas veces desenfocamos los esfuerzos de
mejoramiento y terminamos haciendo más complejo el quehacer del operario, cargamos los
puestos de trabajo de documentos, actividades, registros de información,
inspecciones, controles o reuniones que no agregan valor y por el contrario
hacemos más desgastante la labor para quien ya tiene un trabajo físicamente
intensivo, luego nos preguntamos por qué hay resistencia al cambio y por qué el
operario solo simula seguir los procedimientos cuando se le está auditando, la
mejora debe venir del mismo empleado para su propio beneficio y el del proceso,
si las herramientas y métodos no están haciendo más fácil la vida del operario
o el mecánico estamos aplicando el enfoque incorrecto, la mejora continua
implica retar el proceso y forzar las ideas para tener como resultado menos
esfuerzos, menos reprocesos, menos errores y más valor en el largo plazo, no
significa que sea más fácil, pues se necesitan aplicar las 3P: Pensar Proponer y
Probar pero si significa que es más efectivo, si aplicáramos estos principios
tendríamos muchos más Panchitos en nuestras compañías.
Hasta la próxima.