MINDFULNESS PERSONAL Y GERENCIA CONSCIENTE

Por alguna razón tal vez asociada al paso inevitable de los años he comenzado a incluir recientemente en mis lecturas temas menos técnicos, si se quiere más humanos, más intangibles e incluso espirituales sin rayar en lo religioso, esto seguramente buscando respuestas sobre el comportamiento humano relacionado al cambio organizacional e intentando profundizar sobre las motivaciones por las que hacemos las cosas personal y laboralmente.



Entre estos temas encontré un concepto muy poderoso y transformador llamado MINDFULNESS que es una corriente basada en las tradiciones filosóficas budistas y propone según sus seguidores “una manera particular de enfocar la vida estando presente en cada momento manteniendo una consciencia viva de la realidad”, pues resulta que aunque un tanto místico el tema (a estas alturas Ud. ya habrá dejado de leer o puede estar pensando que me estoy chiflando), encontré que tiene una perfecta relación y aplicación con la mejora continua personal y sobre todo en la manera como diariamente administramos nuestras empresas.

La razón por la que las empresas y los negocios no actuan como mecanismos sino como organismos es porque claramente adquieren los mismos comportamientos y hábitos de los seres humanos que las lideran, (http://resaltadorkaizen.blogspot.com.co/2015/02/una-empresa-no-es-una-maquina.html) por eso son impredecibles y adaptables en el tiempo tal como lo hacemos los individuos frente a la sociedad y la tecnología, piense como con el tiempo hemos ajustado la manera en que administramos nuestro propio tiempo y productividad, estamos rodeados hoy más que nunca de tecnologías móviles, hiperconectados e hiperactivos pero presos del inmediatismo, inmersos en la multitarea en una carrera frenética contra el tiempo tal como lo hacen las empresas en un entorno competitivo.

El problema con esta evolución (¿o involución?) es que estamos convencidos de que hacer múltiples tareas al tiempo nos convierte en personas más eficientes, queremos conducir mientras chateamos, vemos televisión mientras pagamos facturas en linea, conversamos con nuestros hijos mientras leemos correo basura y visitamos las redes sociales cuando nos alimentamos, emprendemos varios proyectos personales que no concluimos y estamos en todas partes pero al mismo tiempo en ninguna,  igualmente en las empresas la moda es el multitasking (multitarea), armados de dispositivos electrónicos hacemos presupuestos durante las reuniones de revisión de resultados, respondemos correos en capacitaciones y repartimos ordenes por WhatsApp durante teleconferencias, pretendemos sacar adelante innumerables proyectos con igual prioridad, sin dejar de desocupar todos los días la bandeja de entrada, atender todas las llamadas, aprobar cada uno de los de gastos, asistir a todas las reuniones (incluso las que se traslapan) certificar y auditar todos los sistemas de gestión, tener 150 indicadores al día, cumplir todos los requisitos corporativos y esto delegando la menor cantidad de tareas, todo al mismo tiempo con días de 24 horas!!, terminamos entonces aceptando la multitarea como único recurso para no detenernos y vivimos en atención parcial continua (está comprobado que los adultos solo pasamos el 50% en el tiempo presente) las empresas y las personas hemos caído en la misma trampa, esclavos del teléfono y las redes sociales, estamos en piloto automático disponibles 7 días a la semana, convencidos de que somos altamente productivos (mientras además los jefes nos reconocen y refuerzan este comportamiento) cuando en realidad estamos más desconectados que nunca, reprocesando más que nunca, comunicándonos peor que nunca y priorizando terriblemente en una carrera frenética (¿contra quién?, ¿para quién?) atendemos el corto plazo en un efecto aliviador pero perpetuamos el sufrimiento en el largo plazo y como consecuencia tenemos escasos resultados, empleados agotados, ejecutivos estresados y clientes más insatisfechos.

“Estar ocupados y sentirnos importantes son dos cosas muy distintas”



Es por esta y otras razones que la propuesta del MINDFULNESS es válida también en la industria y pretendo invitarlos a desarrollar tres habilidades para escapar de este vértigo corporativo: la capacidad de detenernos, la tolerancia al malestar y la disminución de la reactividad.

La capacidad de detenernos:

Es imperativo que aprendamos a parar, a detenernos un momento, a ser conscientes de la realidad, a disminuir la vertiginosa carrera por el día a día y reflexionar, tomar distancia crítica, vivir el momento y hacer una cosa a la vez con consciencia plena, desconectarnos para conectarnos como colaboradores verdaderos y comunicarnos con escucha activa, entendiendo la necesidad del otro, ¿de verdad creemos que estamos tomando las mejores decisiones en reuniones donde la atención está en múltiples lugares menos en la sala?,  solo cuando estamos presentes “aquí y ahora” es cuando la comunicación se hace efectiva, la experiencia de hacer lo correcto se hace plena y somos auto conscientes, lo que los japoneses llaman Hansei (ser capaz de detenerse, reconocer y reflexionar para encontrar puntos de mejora).

En la velocidad de atender objetivos muchas veces impuestos desde afuera, en el apuro de hacer permanentemente hay mucha desatención y se hace más difícil tomar contacto con uno mismo, con lo que está pasando, descubrir que es lo que necesitamos y tomar decisiones asertivas, está claro que somos más felices en el momento presente cuando vivimos la experiencias totalmente, inmersos en las ideas, en estado de flujo.

Hoy los empleados y las empresas creen equivocadamente que para ser exitoso no se puede parar, tal como lo hace una máquina, no se deben tomar vacaciones ni pensar en el balance personal,  hay que decir que si a todo, la mente debe estar siempre en el siguiente proyecto, en la siguiente evaluación,  la siguiente tarea, la siguiente reunión y la siguiente cita, sacrificando el presente capturados en un work alcoholismo ansioso, ¿cual es el precio de esto? Cuando todo el mundo acoge la visión de que cada minuto es una oportunidad para hacer más y más nos quedamos en una única perspectiva sin detenernos a pensar si todo ese esfuerzo en realidad está funcionando.

“No hay crecimiento pleno sin una dosis de auto consciencia, estar presente nos hace más exitosos”

La tolerancia al malestar.

¿Por qué nos cuesta tanto concentrarnos en algo?, ¿por qué nos distraemos con tanta facilidad y caemos ante la tentación de las notificaciones de cada aplicación móvil, las alarmas de correo entrante y los silbidos del WhatsApp?, Porque nuestra consciencia cognitiva está al servicio del ahorro de energía lo que quiere decir que nuestro cerebro constantemente trata de tener el menor gasto energético, claramente la concentración y la actividad intelectual lo exigen más por lo que demanda siempre un descanso, nuestro cerebro aprendió y evolucionó a través de patrones definidos porque esto facilita la supervivencia y la vida misma, de tal forma que podamos hacer gran cantidad de cosas en modo automático en bajo consumo energético, por eso creamos hábitos y encajamos en moldes sociales que nos dan comodidad, por esa razón todo aquello que nos saca (incluyendo a nuestro cerebro) de la zona de confort nos incomoda, nos aterroriza y es desagradable, enfocarnos, escuchar atentamente, dejar de soñar despiertos, estar presentes y trabajar sin distracciones nos causa malestar, estamos demasiado acostumbrados al placer de los likes, los memes y los chistes fáciles del chat, solo cuando aprendemos a vivir en la incomodidad a través del MINDFULNESS es cuando damos un salto hacia la libertad y fortaleza personal, la tecnología nos ha facilitado la vida dándonos fuertes cuotas de placer pero nos han debilitado la fuerza de voluntad y la disciplina cerrándonos las puertas a terrenos de éxito y bienestar seguramente desconocidos.

En las organizaciones nos pasa exactamente lo mismo cuando se trata de tolerar el malestar, la mejora continua tiene altas dosis de dolor, el desarrollo de personas a través de la definición las habilidades correctas, la estandarización de procesos, el involucramiento activo del empleado mediante ideas de mejora, el mantenimiento autónomo del operador basado en el conocimiento y cuidado del equipo, el análisis sistémico de problemas para hallar la causa raíz, el seguimiento diario a indicadores de piso, el foco obsesivo en la seguridad sobre la productividad, la constante documentación de los errores y aprendizajes, el acompañamiento y coaching cercano del jefe al empleado frente al proceso por mencionar unas cuantas, todo esto causa un increíble malestar (y dolor) por eso preferimos el statu quo, donde vivimos corriendo ante los problemas pero en un terreno de patrones conocidos que nos hacen sentir placer (el falso placer de sentirse indispensable y ocupado).

“Cuando se siente dolor es porque Ud. va en el camino correcto”

La disminución de la reactividad.

La reactividad es una reacción automática desprovista de conciencia o reflexión que surge de alguna acción disparadora, un estímulo sensorial o una emoción, de alguna manera estamos configurados para reaccionar de manera inmediata o bien para lograr placer o para ahorrar tiempo y energía creando hábitos positivos y negativos basados en patrones pre programados.

Esto significa que muchas veces condicionamos la respuesta y reaccionamos instintivamente a lo que creemos que es la realidad como cuando por ejemplo creemos que la apariencia de alguien define su personalidad o cuando automáticamente reaccionamos con agresión a un comentario desconociendo el contexto y afectando nuestras relaciones personales, cuando basamos la respuesta en la suposición o en nuestro estado de ánimo poniendo anticipadamente nuestros propios filtros estigmatizando las personas y sus actuaciones con etiquetas de aceptación o desaprobación.


Cuando gracias al MINDFULNESS nos damos la oportunidad de entender que es lo que dispara las reacciones, cuales son  las consecuencias de las mismas y los patrones mentales asociados al comportamiento estamos permitiendo una pausa sagrada que nos abre la puerta a nuevas maneras de actuar y relacionarnos.

“Lo que nos perturba no son los hechos sino la manera de verlos”

Las empresas como los humanos ejercen su propia reactividad, el entorno, los clientes, el mercado la competencia y el mismo recurso humano interno las obligan a reaccionar constantemente haciéndolo de manera irreflexiva casi siempre siguiendo hábitos y antiguos paradigmas, por eso siempre buscan el culpable en la persona y no en el proceso, por eso reaccionan ante las crisis despidiendo personal, por eso resuelven los problemas desde el escritorio sin ver la realidad y entender los hechos substanciales, por eso toman atajos para ganar tiempo en el lanzamiento del producto pagando el precio de las devoluciones (Para la muestra el Galaxy note 7), por eso presionan la capacidad de producción y la fuerza de ventas la última semana del mes, contratan a quienes saben que van a despedir unos meses después y cancelan programaciones de producción en el último minuto priorizando clientes o pedidos disparando la variabilidad y las pérdidas y todo esto lo hacen con las mejores intenciones pero en caliente, bajo premisas individuales y asistémicas, así somos.

“La cultura de las empresas es el reflejo del comportamiento (decisiones y reacciones) de sus personas más influyentes”.

Estos comportamientos no son necesariamente negativos, muchas empresas son exitosas en entornos disfuncionales, como decía Gabriel Ginebra en su libro -el Japonés que estrelló el tren para ganar tiempo-, “las empresas no son exitosas gracias a sus gerentes sino a pesar de ellos”, por eso los invito a que hagamos una pausa consciente y nos detengamos a reflexionar si vamos por el camino correcto, este fin de año es un buen momento para practicar los 3 comportamientos: detenernos, tolerar un poco el malestar y controlar las reacciones en el ámbito personal y empresarial, los invito a hacer esta pausa, soltar el teléfono, separar un espacio diario libre de pantallas (evitando que los dispositivos nos controlen por un momento), demostrar a otros respeto mediante la escucha activa, sintonizar con la realidad del otro, conectar con las personas que importan incluyéndonos a nosotros mismos y ver el mundo con atención plena, parar la pelota y observar la cancha sin lamentar el pasado ni anticipar lo que aún no sucede, eso es MINDFULNESS.

Hasta la próxima y feliz año!.

1 comentario:

  1. Artículo muy interesante, despierta la consciencia de mejorar el análisis para realizar nuestras actividades diarias. Es una acción disruptiva.

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